Decálogos y principios de poesía

Jan Švankmajer

Conocí la obra de Jan Švankmajer, artista gráfico, escultor, diseñador y poeta surrealista checo, en La Casa Encendida de Madrid al mismo tiempo que a otros maravillosos poetas. Jan, célebre por sus películas de animación, ha influido en importantes cineastas como Tim Burton, Terry Gilliam, los Hermanos Quay y muchos otros.

En sus películas, Svankmajer trabaja con muñecos, utilizando la técnica de stop-motion. Consigue crear un clima de pesadilla, lo que no impide que sus películas sean divertidas. Se ha inspirado en las obras de autores como Edgar Allan Poe, Lewis Carroll y la leyenda germánica del Doctor Fausto.
Para dar a conocer su pensamiento artístico escribió en 1999 su Decálogo, el cual se expuso junto con su exposición “Metamorfosis en dos salas de La Casa Encendida. Este decálogo puede suponer un antes y un después para el autor perdido, frustrado o atascado en una idea que no va más allá; o bien puede suponer un gran aliciente de sabiduría para los que se encuentran en pleno apogeo y deciden seguir sus consejos.



Juan Ramírez Ruíz

Un gran e ilustre representante de la poesía peruana fue Juan Ramírez Ruíz, quien escribió en  Poesía integralHechos queno deben olvidarse”, una serie de 26 principios a seguir por y para todo “poeta de la revolución”.

Hechos que no deben olvidarse

1) Imponte la tarea de escribir los poemas que jamás se hayan escrito.
2) Llena de palabras el sentimiento. Y llena de intensidad las palabras
3 Los poemas deben tener el olor del mundo y deban respirar como un ser vivo, un poema integral es siempre un operativo cultural.
4) Es necesario escribir el color azul, escribir la angustia, escribir la lucha, escribir el rectángulo, la violencia.
5) Nada reemplazará tu obra. Y nadie te reemplazará a ti.
6) Desprecia convenientemente todo lo antihistórico y escupe a la rigidez y a lo insulso.
7) Eres todo lo que supones y aun eres mucho más.
8) Ámate como amas a la audacia
9) Di la primera palabra. Y no te preocupes por la última.
10) No tienes el “no me toca” para nada.
11) Nunca serás demasiado joven para todo lo que se puede lograr.
12) Tu condición, tu edad, tu circunstancia no es una disculpa para nada.
13) Piensa como dos. Ama como tres. Y trabaja como cuatro.
14) Sé audaz pero mantente fiel a tu respiración.
15) Es posible lograr lo imposible. Hay el 100% de posibilidades.
16) Edita por lo menos una revista de poesía joven en tu vida.
17) Ten el coraje de ir a la mierda y ten el valor de regresar.
18) Si no hay un hombro donde apoyarse, apóyate en tu hombro.
19) El poema no quiere que lo saquen, el poema salir.
20) El que camina va en un solo pie. El problema es donde poner el otro. El que se detiene pone los dos pies y no es fiel a su respiración.
21) Eres indispensable como el aire.
22) Pon en dos minutos de palabras, los hechos de dos años de experiencia.
23) Evádete de tu nombre.
24) Tú siempre serás lo que se necesita.
25) Nunca se te va a terminar el amor. Prodígalo en tu mujer y bendícela, prodígalo en tu amigo y bendícelo.
26) Regálate y atrévete. Tú puedes. POESIA ES.






María Vázquez Benarroch

Venezolana de sangre y de corazón a pesar de haber nacido en España, María Vázquez Benarroch es escritora, poeta, corresponsal de guerra, guionista de cine y narradora. Autora de numerosos poemas y antologías, de obras de teatro y ejerciendo, al mismo tiempo, el periodismo, escribió este decágolo como amante de la escritura y como ponente en talleres y convenciones venezolanas de gran importancia.

  1. Sólo quien entra en poesía como se entra en una religión, dispuesto a dedicar a esa vocación su tiempo, su energía, su esfuerzo, está en condiciones de llegar a ser verdaderamente un poeta y escribir una obra que lo trascienda.
  2. No hay poetas precoces. Todos los grandes, los admirables poetas, fueron, al principio, escribidores aprendices cuyo talento se fue gestando a base de constancia y convicción, de lecturas y de disciplina, de pasión por la escritura, que siempre será el primer interés... si puedes dejar de escribir, un día, y otro, y otro, dedícate a otra cosa, no pierdas tu tiempo pavoneándote de poeta.
  3. La poesía es lo mejor para defenderse contra el infortunio. Es terapéutica, sanadora, para quien lo escribe y para quien lo lee, por eso debe ser escrita con el corazón y revisada con la razón.
  4. En todo poema, aun aquel lector de la imaginación más pobre debe poder rastrear un punto de partida, una semilla íntima, visceralmente ligado a una suma de vivencias de quien la fraguó. Si el poeta no tiene la capacidad de que lo entienda quien lo lee, simplemente “no existe”. No tiene derecho a existir para el lector.
  5. Un poema es, por definición, una realidad que es —y sin embargo finge no serlo—, una creación cuyo poder de persuasión depende exclusivamente del empleo eficaz de las técnicas del lenguaje y de la escritura, semejantes a las de los magos, que hacen magia con técnica, sin que la técnica se note. Por eso aprende las herramientas de tu idioma, las del oficio, trabaja profundamente los títulos (son la puerta de entrada al poema, a la vida), no cometas asesinatos ortográficos, ni saques a pasear tu ignorancia con impudicia... lee, lee, lee y vuelve a leer.
  6. En esto consiste la autenticidad o sinceridad del poeta: en aceptar sus propios demonios y en servirlos a la medida de sus fuerzas en cada poema. Escribe hoy como si fuera tu último día de vida, ese desgarramiento o esa alegría quedará para siempre en el poema.
  7. El poeta que no escribe sobre aquello que en su interior lo trastorna, lo estimula y le exige, y fríamente escoge asuntos o temas porque piensa que de este modo alcanzará mejor el éxito, es inauténtico y lo más probable es que, por ello, sea también un mal poeta (aunque alcance el éxito, las librerías está llenas de pésimos poetas “jóvenes” hasta los 60 años y “famosos” entre ellos).
  8. La mala poesía que carece de poder de persuasión, o lo tiene muy débil, no nos convence, no conmueve nada en nosotros. El fin de un buen poema es conmover a quien lo lea, si al leerlo no pasa nada, es un mal poema.
  9. La historia que cuenta un poema puede ser incoherente, pero el lenguaje que la plasma debe ser coherente para que el poema sea genuino y tenga vida. Lee y relee lo que escribes, con exigencia, sin conmiseración, no vaya a ser que en unos años te arrepientas de publicar un poema débil o mediocre.
  10. La sinceridad o insinceridad es, en poesía, un asunto ético y además estético. Si bien es cierto que la literatura es puro artificio, la gran poesía consigue disimularlo y la mediocre lo delata. Lo que guardan los siglos de grandes poetas como Homero, Safo, Ovidio, Shakespeare, Byron, y muchos más, es lo auténtico de su escritura, que trasciende modas, gustos de época, historia y tendencias, porque esa escritura resuena aún en nuestros corazones con la misma fuerza de los días en que fue escrita. Un buen poema, tenga los años que tenga de escrito, debe poder leerse y tocar nuestro corazón, como si fuese escrito hoy.

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